Este dolor se vuelve ira a ratos parece romperme en mil pedazos, me empeño en reconstruirme una y otra vez para volverme a romper como el cristal ante el contacto con el infortunio como el mar rompe contra las rocas, desgastándolas y volviendo a empezar. Me cubro con una capa de lluvia, brillante y salada como diamantes que pesa lo que pesa el mundo, cada gota que cae de mis ojos tiene un pasado impreso en ella, una fotografía, un beso, una palabra de aliento, tu aroma cuando te recostabas en mi hombro y tu mano tomando la mía en la distancia. ¿En qué momento todo se despedazó? No nos dimos cuenta, o tal vez fui la única que no vio el entorno, se dejó engañar por una atmósfera alterna que no soportó mas despedazándose en mil pedazos dejando al descubierto las miserias de nuestra cruda realidad. ¿Qué si te extraño? Por supuesto que sí. Una parte de mi desea correr a tu encuentro, escuchar tu voz, estrecharte en un abrazo pero no puedo hacerlo, no ahora, no es soberbia, es dolor puro y transparente mis recuerdos se mezclan con tu voz y esas palabras han quedado grabadas como lo hace el cincel con la piedra, lastiman aunque yo no quiera. Suponía el futuro diferente, pero la tormenta cambió todo de curso, deseo que el sol entre siempre por tu ventana y la sonrisa jamás te abandone, yo, no lo sé, no sé cómo me encuentro en este momento, únicamente sé que la capa tiene un largo interminable y cada lágrima que intenta limpiar mis pasos se adhiere a ella, la dejaré en alguna parte, en algún momento cercano o distante y cuando eso suceda podré verte de frente y abrazarte nuevamente. Derechos Reservados Roxana Rosado www.amorconerre.com Ilustraciòn: Arte de Delawer Omar