Solo Intensidad... Hacer el amor es más que tener sexo, es algo más que amapucharse y decirse cosas bonitas. Es hacer de dos cuerpos uno solo, una sola piel. Es convertir unos minutos en un tiempo de profunda intimidad, de verdadera compenetración, sudor en sudor, aliento con aliento, piel con piel... Es muy importante que a la hora de estar juntos, nosotros los hombres tengamos muy presente, que para ellas esto es muy trascendental, nunca será un acto simple, que degenere en acostarse y fornicar y nada más. Ellas quieren que le pongamos sentimiento a todo lo que hacemos, por sencillo que parezca. No descuidar ninguna de las partes de sus cuerpos, porque la sensibilidad en mayor o menor grado siempre esta presente en cualquiera de ellas. Podemos comenzar por los pies, por decir algo, no todas sienten igual, pero sí sabemos tocarlas, si nos aplicamos, podemos lograr resultados positivos y "emocionantes". Si pasamos a sus piernas, ese es un territorio amplio y largo para que nuestras manos nos permitan llevarlas a un nivel de sensibilidad altísimo. No se trata de que nos limitemos, si pasamos nuestros dedos por sus muslos subiendo poco a poco, es que casi no es tocar, ¡es rozar!, erizarlas, estremecerlas, hacerlas "viajar" y sentir que flotan. Saber usar nuestra boca, la puntita de nuestro apéndice bucal para "acariciar" cimas y valles como si fueran caramelitos en nuestra boca. Que les robemos su olor y les impregnemos el nuestro. Que nuestra lengua sepa que sus senos son un territorio de mucha acción para ella, la integridad del pezòn y el ancho de la aureola. El cuello tiene que ser una zona bendita para nuestras manos y nuestra boca también. De eso se trata, "de vivir lo vital", de volvernos artistas inventando formas, de aprendernos todos los caminos sin perdernos en ninguno. Hacer el amor no es solo un asunto de intimidad y de goce, es cuestión de intensidad. Cliff A. Court Simps (Obispo)